“Olympus”, instalación que interviene el espacio estético y a través de él interviene sensorialmente al asistente, juega con la paradoja en la percepción de los sentidos.

Entrar a través de la metáfora de la luz  al recinto determinado dentro del museo a la cultura griega, particularmente el misterio de Niké de Samotracia. Transitar el límite entre lo real y lo ilusorio, creando y percibiendo espacios que "parecen ilusorios pero son reales".

Caminar  por “Olympus” desde lo fugaz de la vida, como contemplador de las divinidades en su universo propio, aquí los que miran somos nosotros y ellas permanecen indiferentes a nuestro recorrido, eternas en sus acciones sin saberse descubiertas.

El protagonista es el hombre consciente de sí, en su condición de temporalidad que lo eleva a interactuar y jugar a través de su percepción “sensiblemente humana” y efímera, con lo perenne en espacios de luz; rodeado de dioses atrapados en su condición de eternidad. Un territorio en medio de lo efímero y lo inmortal por revelar.